Don Quijote de la Mancha ha sido unánimemente definido como la obra cumbre de la literatura universal y una de las máximas creaciones del ingenio humano. Considerado asimismo el arranque de la novela moderna y concebido inicialmente por Cervantes como una parodia de los libros de caballerías, el Quijote es un libro externamente cómico e íntimamente triste, un retrato de unos ideales admirables burlescamente enfrentados a la mísera realidad; no son pocos los paralelos que se han querido establecer con la España imperial de los Austrias, potencia hegemónica destinada a gobernar el mundo en el siglo XVI y a derrumbarse en el XVII, y con la vida de su autor, gloriosamente herido en el triunfo de Lepanto y abocado luego a toda suerte de desdichas.
El
Quijote es la obra maestra
de Cervantes y una de las más admirables creaciones del espíritu humano.
Es una caricatura perfecta de la literatura caballeresca, y sus dos personajes
principales, Don Quijote y Sancho Panza, encarnan los dos tipos del alma
española, el idealista y soñador, que olvida las necesidades de la vida
material para correr en pos de inaccesibles quimeras, y el positivista
y práctico, aunque bastante fatalista. Esta apreciada joya de la literatura
castellana ha sabido conquistar al mundo entero, y es quizá, con la Biblia,
la obra que se ha traducido a más idiomas, pasando a ser sus personajes,
verdaderos arquetipos de categoría universal.
El Quijote representa la más alta cima de la creación literaria cervantina y se sitúa a años luz de su poesía, de su teatro e incluso de las demás novelas largas, La Galatea y el Persiles incluidas. Aunque él gustara de ofrecérnoslo como "la historia de un hijo seco y avellanado", acaso concebida en la "cárcel", está considerado, a ciencia cierta, como la primera novela universal de todos los tiempos.
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